Cuando nos detenemos ante una casa y nos ponemos a observarla, solemos empezar desde abajo y acabar mirando hacia arriba, hacia su tejado. A no ser que nos situemos lejos, a cierta altura, porque entonces lo único que destaca de cada vivienda es su techado. Y es que el tejado es una de las partes del hogar menos valorada y cuidada por todos nosotros. Nos obcecamos en decorar el interior de casa de forma rimbombante, y de ofrecerle el mejor aspecto exterior a través de una bonita puerta principal con su adecuado felpudo y un conjunto de ventanas que armonicen con el color de los muros, pero el tejado -esa zona tan alta apenas visible y tan castigada por las inclemencias del tiempo- suele ser el gran olvidado de todo esto. Solo nos acordamos de él cuando lo maldecimos en silencio por habernos creado una gotera o cuando han pasado tantos años que las tejas se desploman a pedazos.
Desde aquí, para aquellos que poseen un chalet o una casa unifamiliar, os invito a construir tejados dignos de ver. Porque al fin y al cabo los tejados son tan visibles -o más- que el resto de los elementos exteriores de una casa. Y ahora, con las nuevas tecnologías, se han ido modernizando y adquiriendo nuevas funciones impensables, consiguiendo aislar nuestra casa del calor, del agua, de la luz y ahora ya hasta ahorrar energía y dinero. Por eso os voy a hablar de diferentes tipos de tejas con las que podemos construir nuestro techo exterior y darle un toque diferente a nuestro hogar. Por supuesto que podemos apostar directamente por algún color llamativo y elegante que atraiga la atención, sin necesidad de mayores obras. Un tejado rojizo siempre resultará atractivo, aunque cada día es un recurso más empleado y menos original. Podemos arriesgar con otros colores que rompan con las líneas generales de la casa y apostar por la creatividad.